lunes, 22 de abril de 2013

"Mi nombre es Mina y tengo 20 años"

Hoy queremos compartir con vosotros el conmovedor testimonio de Mina, una joven, ahora mayor de edad, que relata su vivencia en acogimiento familiar permanente a través de una carta escrita en primera persona:

Mi nombre es Mina y tengo 20 años.

Cuando tenía seis años mi madre y yo nos trasladamos a vivir a Almería. Antes vivíamos en Melilla. Mi padre había fallecido. Poco tiempo después de vivir en Almería, mi madre, por motivos económicos, no pudo hacerse cargo de mi y tuve que ingresar en un centro de protección de menores, pero no por eso mi madre nunca me abandonó, ella siempre estuvo presente, protegiéndome a su manera, nunca faltó a las visitas semanales que tenía concedidas, y si alguna vez faltó era porque no tenía dinero para desplazarse a Almería o porque estaba mal (tenía una pareja que la maltrataba).

Desde los seis años a los trece años aproximadamente, estuve en dos pisos de Nuevo Futuro. En los pisos las educadoras nos cuidaban muy bien y no nos faltaba nada, nos compraban todo lo que necesitábamos, y siempre estaban pendientes de nosotros, éramos seis en cada piso, nos querían mucho, pero no es lo mismo el cariño que ellas nos daban al que luego he vivido estando con Victoria y Fernando, la pareja que me acogió cuando tenía 13 años.

Cuando iba a cumplir trece años, mi educadora me dijo que si quería conocer a una pareja que había solicitado el acogimiento de una chica, yo dije que si, y ahí empezó una nueva etapa en mi vida.

Una tarde de verano, la psicóloga de mi centro y yo quedamos para conocer a Victoria y Fernando, quedamos en la Rambla para tomar un café, yo estaba nerviosa y pregunté muchas cosas, desde ahí empezamos los contactos. Me iba con ellos a la playa, a pasar los fines de semana, me visitaron en el campamento, celebraron conmigo mi 13 cumpleaños, y poco a poco nos fuimos conociendo. Me fui a vivir con ellos en febrero del año 2005. Durante el primer tiempo me costó trabajo llevarme bien con Fernando, no estaba acostumbrada a vivir con hombres, pero eso se superó con el tiempo.

Cuando me fui a vivir con ellos descubrí lo que era vivir en una familia, Fernando y Victoria me ayudaba y me apoyaban en todo, me daban todo su cariño y me ofrecieron una vida estable y segura, aunque muchas veces me obligaban a hacer cosas que no quería, pero era por mi bien.

Mi madre al principio del acogimiento tenía miedo de perderme, ella pensaba que era una adopción y que ya no volvería a verme, hasta que se dio cuenta de que las visitas eran igual y que podía contar con el apoyo de Cruz Roja para todo lo que necesitase. Las visitas las hacíamos en Cruz Roja, aunque podíamos salir siempre nos quedábamos allí porque estábamos muy a gusto. Mi madre siempre me daba buenos consejos: que estudiase, que ayudase a la señora Victoria, que fuese buena y esas cosas.

Cuando cumplí los dieciocho años el acogimiento finalizó y yo podía haberme ido con mi madre, que ahora está bastante bien o a otro sitio, pero lo hablamos en casa y decidimos seguir viviendo juntos, somos una familia (un poco rara pero una familia), sigo viendo a mi madre, voy a comer a su casa muchas veces, hace las mejores tortillas de patatas del mundo.

Como en todas las convivencias, han surgido dificultades y problemas que vamos superando.

Yo pienso que la mejor manera de salir adelante es teniendo una familia que te apoye en todo momento, por eso pido a las familias que den una oportunidad a chicos y chicas que como yo lo necesitan.

martes, 9 de abril de 2013

"Mis padres de acogida son lo mejor que me ha pasado en la vida"

José Ramón, un joven almeriense que acaba de cumplir 18 años, nos cuenta su emotiva experiencia en acogimiento familiar en una entrevista publicada en Ideal el pasado domingo: