viernes, 4 de julio de 2014

Llegó el gran momento

Hoy continuamos con la tercera parte de la bonita historia de Mari Paz y Miguel:

Una tarde quedé con Leti, había llegado el momento de conocer a Miguel. Lógicamente estaba nerviosa, muy nerviosa. En unos minutos iba a encontrarme con Miguel, comenzaba de verdad la gran aventura. Las preguntas y miedos se agolpaban en mi cabeza: de qué hablaríamos, me quedaría muda sin saber qué decir, como me pasó con Leti, congeniaríamos…

Al final, todo fue muy sencillo. Llegamos al piso de acogida y conocí a todos los compañeros de Miguel y algunos de sus educadores, su familia. Él me preguntó qué quería merendar y comenzamos a hablar como si nos conociéramos de toda la vida, es un niño muy hablador y extrovertido y así se mostró desde el primer momento.

A partir de ahí comenzó una nueva etapa, el acoplamiento. Durante dos meses nos veíamos un par de tardes a la semana, se venía a casa algún fin de semana y pasó parte de las vacaciones de Navidad con mi familia. En Noche Vieja hicimos una gran fiesta familiar, donde conoció prácticamente a toda la familia García. Creo que un principio se asustó un poco, o quizá fue sorpresa, somos muchísimos y bastante escandalosos, organizamos una fiesta por cualquier motivo, y conocer a Miguel merecía una de las grandes. Como siempre, se integró enseguida, intentaba aprenderse los nombres de todos, hablar con cada uno de ellos, le encantó ser el centro de atención, el protagonista de la fiesta.

Todo iba sobre ruedas, pero como bien me dijo Leti: “Esto es como un romance, y los comienzos son todos de color rosa”. Cierto, como en toda relación, la convivencia es la que determina como avanzará la relación. Y ese momento llegó en Febrero de 2013. Otro nuevo paso, otra vez nervios y cosquilleo en el estómago...

Si queréis conocer más, tendréis que esperar a la próxima entrega. ¡Un abrazo y feliz verano!

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